El mercado de automóviles eléctricos en Colombia enfrenta retos importantes, pero también grandes oportunidades. Mientras el gobierno del presidente Petro sigue promoviendo políticas medioambientales, el crecimiento de la industria automotriz eléctrica ha sido moderado debido a la falta de infraestructura adecuada. Según informes del Ministerio de Transporte, la cantidad de estaciones de carga para vehículos eléctricos sigue siendo insuficiente, especialmente en zonas rurales y ciudades intermedias. Esto ha generado una sensación de desconfianza entre los posibles compradores que, aunque interesados en las alternativas ecológicas, se sienten inseguros debido a la falta de puntos de recarga.
Sin embargo, las autoridades colombianas han anunciado planes para mejorar la infraestructura y fortalecer las inversiones en el sector eléctrico, lo que podría devolver la confianza de los consumidores. En la ciudad de Bogotá, se ha lanzado un proyecto piloto de vehículos eléctricos compartidos, con el objetivo de demostrar la viabilidad de estas tecnologías en entornos urbanos. Además, fabricantes como Renault, Kia y Chevrolet han comenzado a ofrecer modelos más asequibles, buscando que los colombianos “vuelvan a confiar” en la viabilidad del mercado eléctrico.
Este panorama está cambiando, con una expectativa de crecimiento del mercado de vehículos eléctricos de un 20% para finales de 2025. Sin embargo, el gobierno debe generar más incentivos fiscales y garantizar la accesibilidad a la infraestructura de recarga para que la confianza de los consumidores se afiance y logren “volver” a elegir estos vehículos ecológicos.
En este contexto, la industria colombiana de automóviles eléctricos no solo busca reducir la huella de carbono, sino también diversificar el mercado laboral en el país, creando nuevos empleos relacionados con la tecnología y la innovación.